Monday, June 21, 2021

LOS PAÑUELOS Y LAS SÁBANAS DE EVA - POEMARIO


1

Ella esperaba reformarlo, mejorarlo,
recomponerlo, con los años.
Él esperaba que ella nunca alterara
su sonrisa, su coquetería, en los años.

Ella anhelaba modificar la forma de ser
de su marido y edificar así el júbilo.
Él anhelaba que ella nunca cambiara
en nada, y custodiar así la magia.

El que debía enmendarse, no restauró nada,
y es más, con los bienios deterioró hasta su humor.
Y ella, que debía mantenerse igual,
depuso el galanteo y engordó, por varias esquinas.

Ella ve a su marido y se desmorona.
Él ve a su esposa y se demuele.
El delfín azul resultó ser un plebeyo promedio
y la vedette del domicilio terminó siendo un búho despeinado.

Las noches eróticas concluyeron para él,
las noches románticas se sellaron para ella.
Las rosas rojas de ella fenecieron calmadamente,
la boite hogareña de él fue clausurada con zafarranchos.

2

Otras se probaron tus zapatos y tú encerrada.
Ambicionaban hurtarte a tu príncipe.
El calzado se te quedó en la escalera como una maniobra,
que abría las expectativas.
Tu riqueza estaba en tu ventajosa belleza,
que es la que cautivó a un heredero superficial que bailaba alucinado
sin examinar tus sesos, capacidades y destrezas.
Intentaron bajarte de la fiesta, como a tantas sirvientas,
mas tú te avivaste, te desovillaste,
con esa hada madrina que rara vez aparece,
convirtiendo una calabaza en un descapotable.
El zapato te calzó y no era de cristal. Felicidades.
Cenicienta, tu padre era un idiota, tu madre una santa
y tu madrastra la fisionomía de nuestros menesteres.

3

Yo le vi un trasero magnífico y lechuguino
y me engolosiné ese mismo mes.
Ella me vio una chequera fastuosa y pizpireta
y se estimuló ese mismo mes.

Cada cual con lo suyo,
bajo la novelesca luna del jardín.
Si las idoneidades desaparecen,
no hay cónyuge que lo aguante.

A ella se le fue la guapura y el meneo,
a mí el capital y la irradiación.
Cada uno se marchó por su atajo.
Ya reverdecerá nuevamente, el amor.

4

Al fin me desacoplé de mi mujer,
envié al averno cualquier tufillo a sacramento.
Soy un ave que reestrena sus remos.
Los feligreses sensuales me confinaron.
Poseo lo mismo, con dos hijos más.
Me requieren con vigor desde dos casas.
La segunda señora no es tan distinta de la primera.
El canje fue entretenido al principio,
la primera esposa fue festiva al principio.
El divorcio es un fogonazo en el empeine,
un poema maldito, un antojo caro y lioso.
Pago el doble y el cachondeo y el caño se serenaron.
Soy otra vez un monje casto, porque el catre está en huelga.
Con un divorcio más y me procesan por giro doloso de cheques.

5

El amor se inicia con escamas,
pensándolo casi todo, hasta ser irracional.
Se aproxima peligrosamente al descoco.
No practiques el mapalé con el adepto equivocado.

6

Pasea la totalidad de su trasero todas las tardes,
por el boulevard, con muecas pujantes.

Los varones le agradecen la gratuita exhibición
con miradas hambrientas y dibujos en el aire.

Su cintura se bate con la cadencia de las marimbas
y es el parámetro lapidario de algunos apetitos.

Como nadie ha identificado a su eventual prometido,
con cada visita brotan desembarcos de papel fantasía.

7

¿Por qué es tan peliagudo ser una novia, de vestido blanco o amarillo,
con una dama de honor y un tocado, si malcarada no soy?
¿El altar es una cuartana en los varones y la sortija un bulldog airado?
Voy con mi padrino de la mano cuando el insomnio es la alfombra.
Fui una mozuela regodeona.
Me amarro a la barbacana por si algo cae,
un pajarón famélico que me distinga con un ósculo de alas anchas.

8

Nunca fui pudiente, del barrio alto.
Me teñí el pelo, adelgacé,
me acicalaba y usaba un vestuario garboso,
mas la aristocracia local con sus filtros
me tachó de proletaria, de trepadora avispada, de periférica.
Con una cintura más prensada
más de una puerta refinada se me abre.
Me faltó estatura.

9

Ese viento vigoroso se olvidó
que pasó por tu cabaña, cerca de la orilla.
Está muy presente en mí ese turbulento airecillo
que me despeinó y que puso granos de arenisca en mis ojos.
Mi palpitar me susurraba que estabas ahí
y alcancé a ver como cerrabas la ventana, semidesnuda y apurada.
Por el impertinente y fastidioso ventarrón no toqué tu puerta,
tus acicaladas manos, con un afecto que se disipó en los remolinos.
Esa fracción de tu cuerpo es una fotografía en mi mente.

10

La soltería en otra época era un castigo,
hoy posee inundaciones de discípulos y gurúes.
En cada aula y ciudad tienes estatuas exaltadas,
las excusas superan la imaginación.
El matrimonio es una apuesta peligrosa, redundante,
aunque con los trienios me irrite con más facilidad.
Ese genuino amor que barre con todo sería escaso.
La mocedad es mi bunker de cartón.

11

Cuando el amor se desconecta
responsablemente del cerebro es puro,
si bordea la locura es normal.
Cuando trastorna la acuarela
dos almas se adhieren y se van.

12

Engordar y no decírmelo,
con la mayonesa en la mesa.
Mantener el secreto durante la temporada,
no tomarse fotografías con huesudas.
Engruesar y pasar desapercibida,
pasar la lengua por el plato con discreción
culpando a la desazón
y cabecear en posición fetal.

13

Ellos copulan en el pasto,
la gente le hace una ronda al rito del apego.
Son muy tolerantes con el prójimo,
el gobernador se ríe en la letrina.
Los glúteos son parte de la naturaleza,
la moral del obispo baila kizomba.
Un buen samaritano les regaló un condón,
el pobre ve en el forraje seco un colchón del minuto.
El trasero es propiedad de sus titulares.

14

Que los insignes solicitantes
se me formen por antigüedad en el antejardín.
Que ninguno se fugue o lo lamente.
Encadenen a los suplicantes a la reja.
No se desesperen, lo pensaré bien.
A esta edad elegiré a mi cónyuge con cuidado.
El no casarme joven y radiante fue una burrada.
Que los espectros me traigan un buqué y zarcillos.

15

El hombre es un ser obvio,
la mujer un complejo enigma detrás de un velo impenetrable.
El próximo paso de un varón es descifrable,
el de la mujer no lo sabe ni ella misma, ni el ángel Gabriel.
El hombre relaciona el amor con el sexo,
y la mujer con el romanticismo y la afección, y más.
¿Y si no hay propuestas interesantes
la alternativa es ser una liberal consumada?

16

Esperando al consorte ideal pasó los treinta años de edad.
Trotando hacia los cuarenta y uno
ya no le importa estar mal acompañada.
Es vanguardista, con sus prioridades claras
y con el vestido de novia planchado, en la cajuela de la siquis.
Jura que no está apurada y no deja de mirar por el balcón.
Ella afina el telescopio y los espejismos.
Siendo seria y exigente,
creía en los prodigios de las películas románticas.
En estos momentos a los exiguos postulantes
les demanda que no derramen el caldo
y que no sean insolventes, si es factible.
Su actual fe es un histerismo avanzado, recóndito.

17

Luchó como tigresa por los derechos femeninos.
Les regaló poco tiempo a sus hijos
porque la batalla misma la consumía.
A su esposo lo despidió por retrógrado.
Se arruga en solitario en una cama de dos plazas.
Envejece sin un sentido de la orientación
y con disculpas sombrías que coleccionan gatos,
lágrimas por dentro y tétricas poses de victoria.

18

Me arrimaré al balconcillo de tu silueta y te besaré en mi canto.
La dicción de tus manos estiradas amainó la helada que me sacudió tanto.
Eres lámpara que me advierte cuando me acerco a la periferia peligrosa.
Construyes viaductos desde allá y desde acá.
Tu suavidad es la guía de cada mariposa.
Simplemente mi corazón es de tu alodio,
por eso lo nutres como a cosa propia.
Nunca un sentimiento noble será exiliado,
de ti es inadmisible lucubrar sobre una copia.

19

Ella se ríe más de la cuenta y los varones la miran sin vestuario.
Es francota en sus rebotes a granel.
El cursado veedor intentará partir por la lechuga.
Ella fornica más de la cuenta y los hombres no la aprecian con ropa.
Si pone un rostro circunspecto es una chanza.
Ella es el champagne de la fiesta, de la tropa.
Ella es el viento en popa.

20

Oh bom bom de manjar chileno,
¿quiénes procesan tus opiniones dilatadas y adormecedoras?
Oh posaderas de zapallo intelectual,
cuando escuchas atento al otro,
¿quién está expectante por tu réplica?
Caramelo tronado, ¿cuánto vales realmente?

21

Si apagaste cincuenta velas con asombro,
si las cremas faciales caras son deplorables,
si la flacidez ancló su escudo de armas,
si el espejo en la mañana es Osama,
si cada día es una fotocopia del otro,
si el sobrepeso es una barricada pretoriana,
si el estómago es aguamiel para la fuerza de gravedad,
si eres una felina apolillada y tu pareja te mira mas no te ve,
es porque eres una mujer completa.

22

El joven estaba temblando,
la señorita se ponía colorada.
El beso antiguo sonrojaba.

A veces ella rehuía,
las almas se congelaban.
El beso antiguo sonrojaba.

Él de blanco la soñaba,
ella la vida se preparaba.
El beso antiguo emocionaba.

Él se quedaba con sus labios secos,
ella con chispas en su mirada.
El beso antiguo emocionaba.

El cariño era compromiso
y el vals en la luna se bailaba.
El beso antiguo los casaba.

El flechazo era intransable
y ella en verso lo escuchaba.
El beso antiguo los casaba.

23

En mis frijoles con huevos fritos se me pasó la mano con el ají,
¿o es otra la incomodidad?
El bordado del nuevo cubrecama no es compatible con tu barroquismo,
¿o es otra la incomodidad?
Mi ombligo bien adentro desperfila tu acento esteta,
¿o es otra la incomodidad?
Simplemente ya no me abrazas ni cuando duermo en posición fetal.
¿Cuál es la innegable fatiga?

24

Si
yo viera
que me anhelas,
yo vería
una resquebradiza ilusión.
Yo vi
en ti caudales de flores brumosas, y
yo viendo,
no me di enterado de la negación.
Yo veré
un día ese rayo de afecto y no pararé hasta
yo verte
a un milímetro de mí.

25

El concubinato cumplió cinco años,
a él no le gusta hablar de esponsales.
Averiguar el precio de una torta es un improperio,
la luna de miel es una concepción del mercantilismo.
Predica con ardor que el amor no necesita alianzas o papeles.
Ella no ve el vestido ni con binoculares.
Ella ama esta época emancipada, cada vez con menos vigor.

26

Era bella y desechaba disímiles propuestas de boda.
Los fans le hacían rondas, su fama local era alucinante.
Se iban los semestres y se desclavaban los interesados.
Cuando recapacitó, su estrella se habría apagado irremediablemente.
Con las sobras rearma el farragoso paseo
por su alfombra de horruras y lipemanía.

27

Sin cónyuge ni bebé, ¿de dónde me agarro?
Con más de treinta y dos y con el organismo aporreado, ¿a qué acudo?
Y si se abre una vacante, ¿qué dictaminará mi pelvis retozona e hiperactiva?
¿Quién deglutirá el cuento de la loba?

28

Dentro de mí hay un rollo que el gimnasio deja igual.
Va conmigo a todos los acaecimientos,
el reeditado cabeceo es un barrizal.
En la década pasada con mi cintura bailaba
charleston y go-go sobre un talón.
Desde arriba se divisa un cerro:
soy un macetero de greda en el salón.
El sobrepeso es una punición post edén
y no desatiendo al sedentarismo ni al pan.
El remordimiento postizo se engancha al eructo.
Un pastel de chocolate no me sentaría mal.

29

Despierta en la mañana sin reloj,
compra ropa de moda y conversa anchurosas jornadas,
instruye a las nanas y sale al extranjero,
minutos contados para los hijos,
duerme la siesta con las piernas abiertas y estiradas,
ve todas sus películas y programas favoritos,
goza con las páginas intensas de las novelas,
participa de algunas obras de beneficencia,
come faisanes con el metropolitano y practica yoga,
opina de lo humano y de lo divino sin paradas.
A veces se sospecha importante y no sabe por que.

30 (paráfrasis)

Cuando Dios creó a la mujer lo pensó más, quiso lucirse.
Mientras esculpía su derroche de genio
era intensamente aplaudido por Adán,
que con un solitario esperaba la inauguración, el descarrilamiento.
Sí, cuando Dios creó al hombre estaba concentrado,
y cuando creó a la mujer estaba inspirado.

31

Todo el santo día de pie con la estampa de una barbie
vende hasta más allá del calambre, maquillando la acumulación de sangre
en las venas, la parcialidad y la plebeyez.
El sobresueldo es un bulo
y el correr agraciadamente y sin desmelenarse una obligación ética, el móvil.
Una vez terminado el día perenne la vendedora huye de su pajarera
con el acelerador a fondo conjeturando que no paladeará otro día como este.
Arma la cara y la cintura cada mañana
marchando hacia la supeditación premeditada.
Sin una silla en donde acampar las asentaderas
batalla por sobrevivir en una jungla en donde no participa del botín
y siempre gana menos que el mujeriego de al lado.
El hambriento varón de su domicilio no es masajista
ni neurólogo e intrusea debajo de las tapas de las ollas.

32

Amor,
el bebé es tuyo y mío.
Bueno,
es más mío que tuyo.
Bueno,
será sólo mío.

33

En cada día de los enamorados que pasa por sus alicaídos luceros
ve a la luna de miel desertar montada sobre una tortuga furtiva.
El anillo la asedia mas nunca la pellizca.
Romeo no aparece porque es de neón
y el de la obra literaria se mató.
En cada caballero que la tantea ve una esperanza,
un fantasma, un golpe de suerte, un kino.
El príncipe azul no es mendaz
y al suyo no lo divisa ni con un cabezazo.
Es que ojea con las pupilas que descienden de la ansiedad.
Sin vocación de monja y hurgando donde no hay
se entrega a amoríos experimentales
con señores romancescos como el aguardiente.

34

Era contemporánea e independiente,
con repulsa a las tortas
hasta que le ofrecieron matrimonio
con mariachis y una argolla que no dejaba de brillar.
En la fiesta del casorio sobraron la comida y los brindis,
y ella se retorcía con un alicates,
con una resplandecencia engomada a su ser.

35

La mujer piensa y mucho.
Generalmente calla y nadie sabe lo que pasa por su cabeza.
Ella deduce, analiza, conjetura y mira,
una y otra vez, una y otra vez.
Es un misterio para sí misma.

36

Ella estudió lo mismo que él y sería menos cerebral.
Obtuvo las mismas calificaciones, mas ella no es la más idónea.
Su eficiencia laboral es igual a la de él.
Su ascenso es más parsimonioso
porque su escalinata al éxito es más larga
y a su techo lacrado un enanismo crucial.

37

No me imagino esta dimensión sin ti.
Es posible que un dramaturgo incontrastable me convenza
provisionalmente de lo contrario,
por un gris tris.
El cosmos sin ti es un acreedor.

38 (paráfrasis)

Las diferencias entre un femenino concurso de belleza
y una exposición de ganado.
Las vacas no platican y tampoco quieren hacerlo;
las vacas desfilan despreocupándose de la cintura;
las vacas son llevadas a la fuerza a la exposición;
las vacas soslayan a los peluqueros y pedicuros;
las vacas con granos tampoco se maquillan;
las vacas son austeras en su vida diaria;
las vacas no se compran perfumes de oferta;
las vacas rechazan la frivolidad, por estatura moral;
las vacas se soflaman al posar desnudas;
las vacas se ofenden cuando las muestran en público;
las vacas siguen normales después de la exposición;
las vacas por ética, no aceptan obsequios de desconocidos;
las vacas no aprueban una invitación sugerente;
las vacas transan involuntariamente su cuerpo en el mercado;
las vacas no se desvelan por la moda;
las vacas no carcajean en la pasarela, indubitablemente;
las vacas ven en el colaless un vilipendio;
las vacas no aspiran a ser símbolos sexuales;
las vacas cuidan su virginidad como corresponde;
las vacas bonitas no intentan creerse inteligentes;
las vacas ganadoras no se emocionan con el triunfo;
las vacas con ancas feas también pueden ganar algo;
las vacas no se perciben inferiores a las evas concursantes;
las vacas sin estética no se acomplejan y
las vacas con senos inmensos no son eliminadas.

39

Con una nalga libertina
y la otra monástica,
oh Dulcinea,
no me pidas que enmiende.
Con una teta adentro
y la otra al aire libre,
oh Dulcinea,
no me insistas con eso del amor fidedigno
y continuemos con el balanceo.

40

Embolsó halagos, flores y sexo aperturista,
mas no afecto duradero, de compromiso.
A duras penas aprisionó
los retazos estrambóticos de otras mesas pantagruélicas.
Ningún cuerdo la ve como una desposada.
Encanta, electriza y nadie se enamora.
Ningún antídoto funciona.
Se lo facilita porque él está deficitario
y el prejuicio no es una buena compañía,
un buen cortejador o serenateador.

41

Las piernas de la profesora eran fantásticas.
Su pelvis era apretujada y esbozada.
Ella sobresalía: sus medias, sus tacos.
Lograba escuchar lo que enseñaba, corrientemente.
En su materia me convertí en un borrico.
Se pintaba los labios de rojo y más, y uno flaqueaba.

42

Cuando no cotorreo por el celular mi alma es desalquilada.
Es mi amuleto, mi complemento, la extensión de mí.
Menosprecio el esguince de la yema de mi dedo fibroso y digitador.
¿Estoy disponible para comunicarme, en la primera banca?
A mi teléfono lo atavío con cariño
y me siento una desprovista sin él, una zombi.
Denme un número antes de que el bajón me apunte.

43

Me abandonó por otra más joven, irreflexiva y movediza. Hay que reverdecer el automóvil, dijo él. El motor está soporífero y las llantas mermadas. No me detuve en el punto de vista del destartalado chofer que quiere que lo hagan correr, sin precaver. La intensiva capacitación en el uso de los detergentes, el parir sin fregonas, la camisa de los niños, el enjaulamiento detrás de una escoba y la gastronomía de campaña deterioraron mi carrocería, mis bujías y la leona que no fui ¿Dí todo lo que tenía y más? Sí.

44

Me golpea con una autorización ancestral. Macho inseguro y resentido, mas es recio y peludo, con arenales de temores. Con o sin infracciones a su ordenamiento él me disciplina severamente, sagradamente. Su gancho de izquierda es machacante y los moretones los cuento con un ábaco. El flexible cuadrilátero lo dibujan sus nudillos y todas las victorias son por nock out técnico. Si levanto la voz, él impone su autoridad ahí mismo. El semental de mi hogar es un creyente y un demócrata y nadie le socava su poder, ninguno le picoteará la corona. Eso sí, nunca me golpea con las dos manos a la vez, y yo, soy una inanimada embelesada. La disfunción eréctil va a liquidar a mi hombre.

45

Las mujeres no son perversas ni mucho menos mas nos han cascado con chaparrones de cubos de hielo o con lo que esté a la mano. ¿La historia les pertenece? Desvió a Adán y a millones más y al presente somos una papa frita en el camposanto ¿La historia les pertenece? El rey David quedó deschavetado y a Juan el Bautista lo partieron en dos, por una mala mujer. Si el primer hombre, el rey y el profeta, fueron manguereados por las veleidades femeninas, ¿qué le queda al peón de la pirámide? Las mujeres descarrilan a los hombres ya descarriados y a los que brincan en el borde del despeñadero.

46

Llegué atrasada a la repartición de rostros, no a la de traseros, que lo uso de consuelo, de anzuelo, y que todavía es aceptado como una incitación entre el respetable público y amilana mis lágrimas en el toilette, recién embaldosado con pañuelos encabritados.
Los machotes a mi pompis le arrojan pétalos con una ronda y nadie se azotará con él de aquí a las canas blancas.
El bla blá y el concúbito bien sobado serán breves,
como la complacencia.

47

Besuquear a una horda o a nadie.
Traspasarles el ser, no transferírselo a nadie.
Ser monja, ser meretriz, el castigo es análogo.
Ambas son conductas extremas, ambas desviaciones se observan.
La monja pudrió su alma y su cuerpo, la pelandusca también.
La primera es un calabozo duro con pies,
la segunda posee una puerta de salida.

48

Primero hay que comprarse la casa, el automóvil, el microondas, la cuna, los pañales y los enseres y después casarse como Dios manda, me jura él. Cuando le dinamito una excusa el inventa otras tres improvisando como rapero. Yo soy su odalisca, su conviviente y su doméstica, no su amor adorado, su primor. El no concibe pensionarse soltero, todavía. Ese es su único juramento de sangre.

49

La luna alumbra la noche, tu amor mi cara,
los astros acompañan a la luna, tú a mi alma.
Las promesas de los primeros días son los ósculos que te daba,
son las ternezas en las que te pregonaba:
alguna mañana veremos el alba.
Mi ardiente corazón palpitaba con cada latido que el tuyo daba.
Mis pupilas quedaron narcotizadas,
con los rayos de tu honda mirada.

50

Si golpeo tu puerta
el rechazo me va a escabechar.
lo sano es no ir
y caminar lento,
al cadalso.

Si no golpeo tu puerta
la ansiedad me va a escabechar.
lo sano es ir
y caminar lento,
al cadalso.

51

Ella con sus senos bien grandes vendía bebidas, pan y mantequilla.
Estábamos atentos por si se agachaba.
Nadie revisaba las monedas del cambio.
Cada uno le armaba poemarios, homenajes, contornos,
cancioneros románticos o lo que funcionara.
La labia de los tenorios se agudizaba
y ella el primer botón no se lo desabrochaba.

52

Dan rienda suelta a sus risotadas
y nadie les ha hecho cosquillas.
Su ligereza no requiere de humoristas.
Son bien simpáticas estas chiquillas.

La mayoría fuma como chimenea reprimida,
por eso son hediondas de orilla a orilla.
Sin cuerda bailan y chacharean sin parar.
Son calculistas en la ingesta de la pastilla.

Llevan con orgullo la insignia del colegio
y lo gritan, donde sea, a todo pulmón.
Jamás harían lo mismo con su intimidad.
El destierro sería la obligada solución.

La minifalda ya parece amuleto de la suerte,
con el escote a veces cuidan la compostura.
Rumian goma de mascar minando la mandíbula.
Los explícitos garabatos aplastan cualquier censura.

A ellas las embrujan las fotos de los afeminados famosos,
estudiar lo justo y ser populares en la villa.
Campeonas para los chismes y las telenovelas.
Son multifacéticas estas desvencijadas jovencillas.

Cada demandante es una experiencia interesante,
la diversidad es tolerancia y bagaje cultural.
Les fascina intercambiar microbios cosmopolitas.
Ser ahuecada y suelta es una máxima fundamental.

Camaradas del cosmético, del lápiz labial,
del peine y del pelo alborotado a los cuatro vientos.
Casi ningún día feriado se levantan temprano.
No deberían complicarse con el pan, con el sustento.

53

Por obesa: no me piropean, no me contratan; no me codician, no me destacan;
soy soltera como apuesta fija; me quedo debajo de la cama;
soy una feminista enardecida;
pernocto para no despertar; soy un drama.
Obesa: no es la placidez, no es la ternura, no es la pasión, es la amargura.

54

No la toqué, no la rocé,
no la observé. No estuve ahí.

No fue necesario, no lo es.
Igual la veo, igual la toco.

La pienso, la imagino,
la fotografío: está siempre presente.

Es la que estoy esperando.
Ya llegará. La veo venir.

55

Como el mercado no la valora por ser fea estuvo obligada a ceder, a regalarse,
entrando cabizbaja a la espuria pasadera del deseo, de lo pajuno.
Prefiere: alimentar a un cafiche reproductor o a un cariñoso a quedarse sola;
un divorciado mostrenco con su prole a quedarse sola;
un desnudismo exprés a galantear con viveza a las morbosas paredes.
Comprando afectos a un incalificable alto costo,
se apolillará en la reclusión triturante.
Cuando la cuantía del culo baja por el millaje recorrido
o por la zanjas en el pellejo,
la fémina queda expuesta a los brazos de ese postor
que ni entra en las subastas.
La depreciación de las asentaderas es un desastre humano
y el envejecer insolvente otro.
Para que el tren no las deje abajo algunas hembras explosionarán la línea férrea.
Ser sola y vivir sola es gravoso. Ser sola y perecer así es eludible.

56

Yo escuchando boleros y tú a J.S.Bach, el músico oficial del reino de los cielos. ¿Qué ves en las olas que te cantan y que se arrastran por la arenilla para saludarte, cual súbditas? ¿Solicitaré tu cariño por correo certificado con mi nombre, firma, rol tributario y un orfeón? ¿Cuándo revisarás la plusvalía de mi afecto? La navegación a tu mano arisca es huraña y circular. La lancha es mi chirona y el bravío mar tu lacónica negativa ¿Quién me forzó a gatear en una suite de adobe? Mis zapatos arrugados no persuaden y mi cara curtida no es la de un comercial. Si me acerco a tus rodillas temblaré, me anuncia Richter. Tú, de clase media, lectora, amiga del ballet y de los conciertos brandenburgueses. Yo, un orangután, que desde mis remos no logro ver un pez sin pensar en ti. El cargo de princesa suplente del océano está vacante, ¿lo analizarías, en nombre del linajudo mar y de mi testarudo cortejo de timbre renacentista, improvisado?

57

Nos juntamos y no nos conquistamos, hay caricias sin tocarnos.
Los muros y los meses pasan por la ventana
y bailamos milongas sin acercarnos,
dirigiéndonos a nuestras faenas.
Le sonríes al aire y me fluidifico
y tapé con tantas velas de misa a mi cupido
que ya no se ve: ya no nos ve.
Me tomas de la mano y soy un majareta
y en nuestro desposorio desordeno tu pelo,
desvariando, afirmado en la manilla.
No hemos intercambiado un monosílabo y supongo que es soltera.
Su nombre no lo sé y en la estación de la Universidad de Chile se baja,
embotellándoseme el aliento, chafándome.
A la misma hora ambos nos subiremos al metro
y no nos palparemos y no nos conoceremos,
y le recitaré con los labios sellados,
a cuatro metros o más de sus pestañas.

58

Se quejó por el alumbramiento de su primer hijo,
y por cada nuevo cordón umbilical se lamentaba, más.
Es una muchacha pelagatos y promesante,
con una fertilidad que sobrepobla la comarca.
Las carencias no mudan su enfoque
y nunca consideró las luces amarillas de su famélica billetera, de su piojería.
El obispo fanfarronea porque ella copula
sin profilácticos y sin el coitus interruptus.
Todo dispositivo intrauterino es un diablo que cercena:
la evangelización, el acrecentamiento de los sacramentados,
la mano de obra barata que aporta la barriada.

59

Como Dios vio al hombre botado, desmañado y parado debajo de una rama
jugando fútbol contra una pared, le creó de sí un vaso frágil, una musa.
El varón la hizo mercancía, criada y meretriz.
Cristo dignificó a la mujer, el cristianismo no.
No le suministró ternezas, protección y el decálogo.
Se transformó en un autócrata déspota y sandio,
devastando la dicha y el potencial femenil.

60

Me casé por amor y me desmayé de tanto gimoteo.
No estudié ni avancé por seguirlo al polo,
dándole dos retoños bellidos, que chinchan continuamente.
Todo por él, todo para él.
Al segundo pelo blanco mío abdicó
y ni con un comando paga la pensión alimenticia.
Carezco de dulzura, monís, paraninfos y curvas,
y mi compañero no me compensará los años que le traspasé, cual sirvienta.
Yo no veo el sol y él romancea con la calentura de un doncel.
Todo por él, todo para él.

61

Se enamoró de la prostituta, de su dama, a través de una tarifa.
Ella no seducirá a su cortejador, sin que cancele su retozo.
Ella corrompió su calzada.
Él se presenta como un quijotesco restaurador.
Ella cree que el pasado no es asesinable.
El prometido votó a la basura su currículo.
El tren de regreso se posó en la estación.
Dos testimonios en un sendero, en el altar.

62

Yacía con Graciela, Pilar e Isidora.
Las tres se apareaban por tandas con él, con recato e ilusionadas,
enganchadas a un devenir venturoso.
Él eyacula en cuarta y se desmarca.
Las tres husmean en la feria de la novia,
subrepticiamente y con un púdico apuro.
Cuando están vestidas el palabreo se le ilumina.
Ellas se despojan en medio de la expectativa.
Ellas reprueban a los pretendientes fehacientes.
Él, entre catres y sotabancos zigzaguea,
sin traspapelar su imagen casi pulcra.

63

Él la abofetea, la maltrata: es su forma de llamar la atención.
Si no la abuchea cada mes se asusta, presume que es un ente inferior.
Si la mujer alza su voz se enfada,
si ella gana más céntimos se acalora,
si es más inteligente o educada se encoleriza,
si posee más iniciativa o talentos se altera.

64

Cuando la esposa se comporta como la amante, todo perfecto.
Cuando la amante se comporta como si fuera la esposa, todo mal.
La amante que termina siendo esposa,
suele ser una mala amante y una mala esposa.
Armando con cariño una amante dentro de la esposa,
se gana a una buena amante y a una buena esposa.

65

La esposa le pide un arrumaco,
él carne con papas fritas.

Ella le sugiere un paseo,
él se adhirió al televisor.

Ella exige ser escuchada,
él demanda una cerveza fría.

Ella pone una canción romántica,
él se concentra en el comentario deportivo.

Cuando ella le recuerda todas las promesas,
él calcula callado los costos de un divorcio.

Si él sorpresivamente le regala flores,
ella se pone sospechosa e inquisitiva.

A ella le agrada un manoseo más extenso,
a él le divierten los atajos y el mutismo.

66

Camina inducida entre el living y el comedor, entre el baño y la cocina,
con el cloro y la escoba, y no siempre regocijada.
Prepara el vestuario y la escenografía, a los niños y al desposado.
Nadie se desvive por ella, la heroína anónima,
la dueña de casa que dueña de la casa no es.

67

En el cine las mujeres son mujerzuelas y casi ninguna es casta.
Se desvisten a la velocidad de la luz.
No les gusta refutar las proposiciones picantes.
Las feministas abominan la pantalla, los videos frívolos.
No ven telenovelas o imágenes ofensivas.

68

Toqué el timbre de tu casa con un ramo de azucenas
y tu perro Samy me mordió el maléolo enfadado.
Me llevaste a la posta con celeridad.
Me curaste con analgésicos e imperturbabilidad.
La tarascada nos tornó inseparables por una semana.
El sabueso fue nuestro padrino.

69

Cuatro mujeres atractivas le objetaron,
yo fui la alternativa número nueve.
Le di un hijo y en lo muy personal soy venturosa.
El talante de resignación de él es jocoso
y pone en una balanza las prebendas de la vidorra
y los sinsabores de cada amanecer.

70

Una mujer que ya no es linda eleva su espíritu, lee más,
rebobina su pasado con una lupa, desestima ciertas trivialidades
y comienza a agasajar el retraimiento,
dando consejos a diestra y a siniestra.
La dama desprovista de toda belleza
es una gran candidata al feminismo de primera línea,
si posee la capacidad y furia,
y expelerá exhortaciones con una exaltación que ya se quisiera la sharia.
Cuando una mujer malogra su último sortilegio
se inicia el drama, el gimo, los memes.
Las caras largas alientan a los mordaces
y las sacerdotisas progresistas usan prismáticos beligerantes
y la solterona es una diosa.

71

El decano le agarró el glúteo,
el otro se quedó suspendido en el suspiro.
La secretaria se sintió parte de la escoria.
El lápiz labial color guinda lo descompuso.
Con la denuncia se redefine todo.
El mutis femenil es un pecado fatal.

72

Se puso el vestido y su semblante sufrió una profunda transformación.
Flota en el aire, lanzó el ramo de flores con un elástico.
Le regala un pedazo de torta a cada silla y ampolleta.
Desdeñó su soltería nervuda con furia, de un batacazo.

73

Abandoné la minifalda y mi puntuación cayó.
Los halagos iniciaron una fuga cauta.
Los antiguos devotos atrancaron su boca.
Las ramificaciones son impredecibles.
He sido exiliada.
Váyanse al cuerno.

74

No admito que sea hermosa y dulce,
que tenga más hinchas que el chocolate,
que la fotografíen y firme autógrafos,
que sea delgada y cordial.
Estoy harta.
Por la dignidad femenina, moleré el modelaje.

75

La esposa no parece obediente y no lo es.
El hombre prudente es sumiso, por su bien.
Detrás de cada jefe de hogar hay una goliat.
Ser contestatario en el hogar es una mamarrachada.
El marido que circula despacio logra alegrarse.

76

Le pedía que le declarase su amor
cada tres días, con locuacidad.
Corrobora el sentimentalismo con una bitácora.
No taladra la maqueta del hombre ideal.
Se divisa el hastío.

77

Pasea su bello trasero entre las mesas,
es un tesoro que administra con diversos vaivenes.
Las propinas dependen de sus medidas,
su coqueteo es un gancho, en todo aquel que viene.
Cuando ella flirtea al varón se le enfría la sopa,
con su paupérrimo salario no alcanza a sobrevivir.
Es una garzona que cuida su figura y las esperanzas.
Con los babosos afiliados hace una fila, sin dimitir.

78

La independencia no le sirve del todo, la incomoda.
Su éxito como abogada no es suficiente.
Aumenta su hacienda, copula a placer.
El deseo de ser madre la tortura esporádicamente.
No le han dado un fogoso beso adulto de amor puro.

79

Nunca te lo dije,
tampoco lo sospechaste.
El sentimiento quedó colgado de un poste.
Te fuiste sin saberlo,
mi cobardía fue impresentable.
La felicidad dependía de una declaración
que guardé en el closet
bajo llaves.

80

Ese solterón es afeminado,
el otro está casado,
el tercero está comprometido,
el último es un desastre completo.
Las posibilidades disminuyen considerablemente,
la vitrina está vacía,
la ansiedad agarra más carnosidad.
Me inscribí tarde y mal.
No es elogiable escrutar lo que no existe,
donde no hay.

81

El casamiento no va con su personalidad.
Desestima el estresante altar,
es de otra época.
Fornicar con muchas es lo apropiado,
lo saludable, lo pimpante.

82

Dime que me amas,
dime que me cantarás en un ala delta,
dime que no te fijas en la culata de otras,
dime que relegaste las faldas del pasado,
dime que soy todo para ti.
Dímelo, dímelo.

83

El hombre perfecto me ve
y hace una gambeta mundialista.
Algo se me fue, si es que lo tuve.
Mi semblante ya no es un imán
y comerse las uñas no ayuda.

84

Nunca abandonará a su esposa, lo sé.
Son dos hijos y diez años.
Es un ejemplo en la industria,
en la comunidad, en el curato.
Me regala flores y me complico entera.
Es espinoso ser una amante divertida siempre.

85

Lo critiqué en demasía,
pretendía una relación formal.
Si se evaporó no es culpa mía.
No es la primera vez que promuevo la fuga de reos.
Mi estándar es alto, lo siento.

86

Divisé a un pololo antiguo en el parque
y me tragué tres sapos.
Jugaba con su desasosegado retoño,
su esposa llamativa le pasaba una bebida.
La observada atontado.
Mojé mi pañuelo.

87

Aguardo a mi cónyuge utópico
siendo la querida de un condiscípulo.
La bendición de Dios se olfatea,
elevo plegarias demoledoras
y prendo cincuenta velas alrededor de la casa.

88

Especulé que me besaba
y que se enamoraba,
que me besaba por décima vez
y que se trastornaba por mí.
Casi sin pronunciar palabras
me invitó al bar de su casa, desganado.

89

Supervisa el vestido,
todos los hilos y pliegues.
Ni un atentado terrorista posterga la boda.
El sendero al altar ha sido una travesía,
el novio está bajo amenaza.

90

Falleció el novato vecino en un accidente.
Dejó sola a su bella y delgada esposa.
Los varones le ofrecieron su colaboración in situ.
Ella lo llora en su tumba, el pestillo está cerrado.
Si ella abre una ventanilla por equivocación,
la invasión de paracaidistas será inmediata.

91

Me inspecciono en el espejo
mil veces y una más,
y las arrugas no abdican:
están en pie de guerra,
atrincheradas
y no dan tregua.

92

Mi amante es el sacerdote, nos deseamos con sinceridad.
En el motel se olvida de la sotana
y yo de la alianza de oro.
El domingo volvemos a rezar.

93

Su marido sucumbió y se apesadumbró.
Ser una viuda alegre no era una opción pía,
el colchón de tres plazas detenta otro ángulo,
su cuerpo joven le ruega por un pelo desordenado.
El trasero amanece enfadado, postergado.
Con el curso de bachata reevalúa sus convicciones.

94

Se juntan en el bar los sábados,
ingieren su cuota de aperitivos.
Alzan su copa por las que se fueron,
por los cumpleaños no festejados,
nunca por los maridos.

95

Algunas van acicaladas
al gran evento de la noche
esperando que esta vez caiga
un soltero despistado del cielo.

96

Siento vergüenza.
Me he vestido de novia algo ebria en el subsuelo.
Lucía como Grace Kelly.
No ha nacido la que no sueñe con el “sí”.
La solterona se ríe menos y pide una segunda copa.
La independencia económica no apaga la llama.
En la almohada eres quien realmente eres.
El príncipe índigo es una ficción, el nido no.
Mi colega aborrece las bodas y es romántica.
Desde la jungla la maternidad grita de todo.
Expirar sola es un largometraje de espanto.

97

Ella deambula con su pololo reciente.
Lo suelta de la mano sólo para estornudar.
Lo arrulla todos los minutos. Es querendona.
No sobrellevaría que la abandonen otra vez.
Todas las medidas cautelares son válidas.

98

La mujer es infiel
porque está barajada,
desorientada,
por venganza al patriarcado,
por distraída.




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De la antología “Las sotanas de Satán”
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